La Nucía se encuentra en un lugar privilegiado en un cruce de caminos entre el mar y la montaña a 226 metros de altitud, a tan sólo 9 kilómetros de las playas de Benidorm y Altea. La Nucía es la puerta de entrada al espectacular círculo montañoso del Valle de Guadalest. Su nombre proviene de la palabra árabe Noziha, que significa deliciosa. Como la mayoría de las poblaciones de la comarca su origen está en una antigua alquería árabe, donde acontecieron diversas guerras entre cristianos y berberiscos.
El paraje de la Fuente de la Favara es el principal pulmón verde de La Nucía. Además de las fuentes podemos encontrar una espectacular cascada de 5 metros que, junto con la espesura de la vegetación, hace de este paraje un lugar fresco, incluso en los días más calurosos del verano. La Favara está dotada de columpios, merendero y de un espectacular jardín con especies autóctonas que le une a la Oficina de Turismo. Desde allí disponemos de unas panorámicas únicas tanto de La Nucía como de la comarca. También es un punto de salida de la Red de Senderos.
En su origen este edificio fue la Casilla de los Peones Camineros, construida en el primer cuarto del siglo XX por los trabajadores que realizaban las carreteras, en este caso la que une Benidorm con Pego. En 2014 se rehabilitó como Centro de la Tercera Edad. Todas las casas de Peones Camineros guardan la misma arquitectura en toda España.
Continuando nuestro recorrido por la av. Carretera llegamos a la plaça dels Músics, bajo la cuál tenemos un aparcamiento público de 150 plazas. Junto a los juegos infantiles de la plaça dels Músics nos encontramos el Juzgado de Paz, edificio de estilo colonial que data de principios de siglo XX y que fue construido por una familia nuciera que emigró a Marruecos, a imagen y semejanza de un palacio de la localidad marroquí de Alcazarquivir. Es conocido popularmente en La Nucía como “el Chalet”, ya que fue el primero del municipio. Antes de Juzgado de Paz fue la Biblioteca Municipal.
La plaça Major de La Nucía está presidida por el campanario de la Iglesia de la Purísima Concepción, elevada sobre un espectacular pedestal que conforma la escalinata de piedra de la “serreta” (cantera próxima), que indica la importancia que tuvieron el gremio de picapedreros antaño en La Nucía y su influencia en la arquitectura del pueblo. El templo data del siglo XVIII cuando nació La Nucía como pueblo independiente. En la plaça Major nos encontramos también el Ayuntamiento de La Nucía y de ella parten diferentes enrevesadas callejuelas, donde encontraremos rincones y casas únicas.
El santo que aparece incrustado en la fachada de esta casa es Sant Vicent. Hay más santos como este por todo el casco antiguo (Santa Teresa, San Josep y Sant Antoni), que marcan las antiguas entradas del casco antiguo de La Nucía. A este en concreto llegaba la gente que venía de Altea. La función de estos santos era bendecir a los vecinos del antiguo poblado y preservarlos de las pestes y otras plagas. Junto a la imagen está la entrada al “carreró de Sant Vicent”, callejón sin salida, que concluye en un mirador hacia la huerta y el mar.
Continuamos nuestro recorrido por el “carrer Sant Vicent” y llegamos a una pequeña plazoleta denominada “Paelleta”, otro callejón sin salida. La denominación de “Paelleta” proviene porque a la entrada de esta plazoleta a mano izquierda existía antes una casa que hacía que tuviera forma de “paelleta” (sartén pequeña). El “carrer Ferreries” es una calle que le debe su nombre al “ferrer” (herrero) que estaba situado en esta calle, donde llegaron a haber incluso tres herrerías (“ferreries”) al mismo tiempo.
Junto al Ayuntamiento se abre a nuestra derecha el carrer Major (calle Mayor), como su nombre indica era la calle más importante y en él se encontraban las casas más señoriales del pueblo. Algunas pese al paso del tiempo guardan la arquitectura y distribución tradicional del pueblo como las últimas a mano izquierda. Sobre todo la penúltima casa con una espectacular puerta trabajada, delimitada por un zócalo de madera. Durante el trayecto por esta calle cabe fijarse en el segundo piso de las casas, ya que muchas conservan la polea y el gancho para subir la cosecha al porche.
En esta replaceta nos encontramos el portal de Santa Teresa. Esta santa bendecía a los vecinos que venían de la huerta por la partida de “El Planet”. Los primeros pobladores de La Nucía se instalaron alrededor de las fuentes de los “Xorros” y del Lavadero, atraídos por la fuente de agua y la tierra fértil sin piedras, como el resto de terrenos donde está asentado el pueblo. Al lado del Lavadero encontramos una plaza pequeña y el portal de Sant Antoni, que bendecía a la gente que venía de Callosa y del río Algar.
Esta plaza pretende ser un homenaje al oficio de picapedrero, gremio muy destacado en La Nucía. Abandonamos el casco antiguo por un momento para adentrarnos en la avenida que delimita el pueblo por el norte: la avinguda Porvilla. Vía con una espectacular panorámica de Polop y de los abancalamientos de la huerta. También se divisa Callosa, incluso Tárbena y el círculo montañoso que delimita el valle (Puig Campana, Ponoig, Aitana, Serrella, Xortà, y Bernia).
La plaça de l’Almàssera está situada entre les Escoles Municipals y l’Auditori de la Mediterrània. Esta plaza cuenta con un museo etnológico al aire libre, que consta de las piezas de la última “Almàssera” (Almazara) donde se elaboraba el aceite con estas prensas de hierro, que fueron donadas por la familia Such- Lloret al pueblo de La Nucía.
En esta plaza nos encontramos con el último santo: Sant Josep, que delimitaba el pueblo por el norte y bendecía a la gente que venía de Polop. Si nos fijamos en la casa de las rejas espectaculares y miramos justo debajo de las tejas veremos que data de principios del siglo XIX, de 1804, que es cuando se empezaron a construir estos edificios de la plaça Sant Josep.
Acabamos de pasar por el carrer de Dalt, que era la calle más al norte del pueblo y estamos en el carrer Nou (calle Nueva). Como su nombre indica antes esta calle no existía, ya que había un arco que unía el edifico de Suma con la Iglesia, dejando un pequeño paso para las personas y animales, conocido como el “cantó campanar” ( la esquina del campanario), donde siempre soplaba mucho viento. Ahora pasaremos por la travesía de la Iglesia, donde estuvo ubicado el primer cementerio de La Nucía, ya que desde la Iglesia hacia arriba, antiguamente, no había casas.
Esta entrada antes era la principal de la Iglesia porque cuando acabaron la primera fase de la Iglesia no llegaba junto al campanario y estaban separados. Al finalizar el siglo XIX se construyó la segunda fase del templo que ya le unió con el campanario. Seguiremos el recorrido por el carrer La Llosa (la losa), que recibió este nombre porque se encontró una losa de la época romana. Hace 150 años esta calle sólo llegaba hasta la mitad y a continuación venía el vía crucis o calvario.
Al final del carrer La Llosa nos encontramos el carrer Calvari y en paralelo a esta a la izquierda surge el mirador, una atalaya privilegiada para amaneceres y atardeceres, donde se contempla desde la Font de la Favara hasta la Sierra de Bernia y el Penón de Ifach, pasando por una espectacular vista de la bahía de Altea y de la huerta de La Nucía. Es recomendable este mirador durante todo el año pero especialmente en el mes de febrero con los almendros en flor, las naranjas a punto de ser recolectadas y los campos verdes y en flor por la inminente primavera.
Por esta calle el tercer domingo de noviembre improvisados costaleros suben la imagen de Sant Rafael corriendo a ritmo de traca hasta la ermita del santo. Sant Rafael es uno de los co-patronos de La Nucía junto a San Roque y sin duda el santo más venerado de la población. Al final de esta calle antiguamente estaba la ermita de Sant Rafael pero la carretera hizo que tuviera que trasladarse a la parte más alta del pueblo a principios de siglo XX, que es donde se encuentra en la actualidad. Un lugar tranquilo dotado de una gran zona verde, conocido popularmente como la “Capelleta de Sant Rafael”.
Este lugar es el punto más alto del pueblo y posee una espectacular panorámica del La Nucía y del círculo montañoso que delimita el valle de Guadalest, así como de Polop y Callosa. En el “Calvari” todos los jueves santos se escenifica las últimas 12 estaciones de la Pasión y Muerte de Jesucristo.
Además del casco antiguo La Nucía tiene distintos parajes que merece la pena visitar como es la ermita de Sant Vicent situada en el paraje del Captivador, antigua pedanía de La Nucía. Las fiestas en honor a San Vicente Ferrer se celebran en la Ermita el fin de semana posterior al lunes de Pascua. Para llegar al Captivador y a la Ermita es necesario coger la carretera de La Nucía hasta Altea y a unos 5 kilómetros encontraremos la indicación.
Junto a esta ermita está ubicado el Centro Educativo Medioambiental de La Nucía (CEM), donde podremos visitar su completo Museo Etnológico. El CEM Captivador está adscrito a la UA y cuenta con más de 16.000 m2 de espacios educativos (Arboretum, Huerto Ecológico, Laboratorio, Aula de la Naturaleza..) para dar a conocer la flora y fauna autóctona. Una completa Red de Senderos conecta el CEM Captivador con La Nucía. Otra ruta senderista muy recomendable es la subida al Mas de la Monja (Puig Campana).
Junto a la Rotonda no 1, detrás del supermercado Lidl, encontramos el Parque Natural y de Ocio de l’Alberca. Una zona recreativa de 12.000 m2 con un espectacular bosque vertical (tirolinas, pasarelas..etc), merenderos y parque infantil para el disfrute de niños y mayores. Un complemento para el Ecoparque y para difundir la cultura del reciclaje y del respeto al medio ambiente.
Todos los domingos centenares de puestos de antigüedades y baratijas conforman el Rastro de La Nucía desde 1983. El Rastro está ubicado en el Polígono Industrial a la entrada de La Nucía (rotonda 1) y es visita obligada dominical para descubrir este legendario rastrillo que habla multitud de “idiomas”.
En la rotonda 1 también encontramos la Ciutat Esportiva Camilo Cano. Un centro deportivo de 200.000 metros cuadrados, donde se pueden practicar casi todos los deportes. La Nucía ha sido galardonada con el “Premio Nacional del Deporte” y con el “Villa Europea del Deporte” en el Parlamento Europeo. El turismo deportivo se ha convertido en uno de los principales activos del municipio.